"Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo" (Salmos 100:1-2).
Una persona apasionada es la que siente una inclinación vehemente o fervorosa por algo o alguien. Por ejemplo, hay personas a las que les apasiona el arte, la tecnología, la cocina, la naturaleza, una determinada profesión, etc. En el caso nuestro como cristianos, en un sentido especial, se puede decir que estamos apasionados por Dios cuando lo adoramos y servimos con fervor, es decir, con un corazón y actitud que le expresa verdadero amor y devoción. El apóstol Pablo nos exhorta a ser "fervientes en espíritu, sirviendo al Señor (Romanos 12:11). A continuación, te invito a considerar algunos indicativos de que eres un apasionado (a) por Dios.
Cuando Dios te apasiona…es cuando posees un corazón gobernado por el Espíritu Santo. Es cuando lo adoras y sirves en espíritu y en verdad (Juan 4:23). Es cuando lo exaltas con reverencia, gozo, sinceridad y genuina devoción. Es cuando encuentras en Él tu más alta y sublime satisfacción. Es cuando ardes de amor por su obra, especialmente, la de llevar el evangelio a los que aún no lo conocen. Es cuando tienes un vivo e intenso deseo de vivir con la conciencia de estar siempre en su presencia. Es cuando lo honras y lo glorificas por quién es El, por lo que ha hecho, por lo que está haciendo y por lo que hará. Es cuando su alabanza está de continuo en tu boca (Salmos 34:1). Es cuando no cesas de orar ni de servirlo con amor, alegría y buena voluntad. Cuando Dios te apasiona, tu corazón viene a ser una antorcha que arde constantemente delante de Él, en plena adoración y servicio para su gloria.
Cuando Dios te apasiona…tienes una honda necesidad de estar y permanecer limpio de todas las impurezas y contaminaciones de este mundo. Tiemblas con temor reverente al saber que vives delante de un Dios tres veces santo (Isaías 6:3). Quieres glorificarlo con todo lo que piensas, sientes o haces. Ves en su Palabra una fuente de satisfacción espiritual inagotable. No quieres despegar los ojos ni el corazón de su Palabra, que viene a ser tu más rico, deleitoso y fuerte alimento. Te satisface en gran manera exponer tu corazón a la exposición fiel de las Sagradas Escrituras. Te gozas al estar en su casa de adoración navegando en un río de alabanzas con todos los santos, mientras el Espíritu Santo te guía y fortalece, sumergiéndote más y más en Él. Cuando Dios te apasiona amas pasar tiempo con Él; amas estar en comunión con otros cristianos, con aquellos que Él ha limpiado y perdonado por la sangre de Cristo (Efesios 1:7), hasta que el mismo Cristo venga a buscar a su iglesia en su segunda venida (Juan 14:3).
Cuando Dios te apasiona…publicas sus hechos y testimonios, predicas su Palabra a tiempo y fuera de tiempo (2 Timoteo 4:2). Siempre vives y hablas su poderoso y santo evangelio, sin avergonzarte (Romanos 1:16). Te deleitas en Dios (Salmos 37:4). Deseas vivir como una fragancia agradable a Él, incluso más agradable que la de aquellos perfumes que narices humanas jamás hayan podido oler. Te postras, te arrodillas y adoras a Dios con amor sincero, sin jactancia. A Dios das toda la gloria en todas las cosas. El viene a ser lo más precioso para ti. Cuando Dios te apasiona no buscas llenar "un vacío" con las cosas de este mundo. Dios es tu mayor satisfacción. Para ti no habrá sentimientos, bienes o experiencias, por más grandes que sean desde un punto de vista humano, que puedan superar esta gloriosa satisfacción que encuentras en Dios. Fuera de Él nada deseas en esta tierra (Salmos 73:25).
Cuando Dios te apasiona y esto se hace evidente, no te sorprenderá que algunos piensen o afirmen que esta clase de consagración, que esta vida de entrega gozosa y amorosa para con Dios, es una locura o un extremo. No todos reaccionarán así, hay quienes darán gloria a Dios por ello. Pero cuando alguien que no conoce a Cristo viene a Él en arrepentimiento y fe, y conoce a Dios, se da cuenta que Él es tan bueno, tan deleitoso, que una vez conocido es inevitable vivir sin estar enamorado y apasionado por El.
Con amor te pregunto, ¿Estás realmente apasionado por Dios? ¿Estás satisfecho en Él? Si te sientes débil y desanimando, fortalece tu vida en Él y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10). Deléitate en Él (Salmos 37:4). Ora con fe buscando la renovación en su presencia.
Si el caso es que aún no conoces a Dios, entonces hoy es un buen día para conocerlo. Mira lo que Cristo ha hecho por ti en la Cruz, murió en tu lugar y ahí recibió el castigo por todos tus pecados y por los de la humanidad para darnos salvación. No hay un amor más grande que éste, que Él dio su vida para salvarnos. Cree en El. Ven a El totalmente arrepentido de tus pecados. Confiésale como el Señor y Salvador de tu vida. Ven y bautízate para el perdón de tus pecados. Persevera en guardar su Palabra, hasta que el mismo Cristo venga por su iglesia. Agarra la Biblia, la Palabra de Dios, estúdiala y nunca la sueltes. Vive y practica el Libro de Dios cada día. Aléjate del pecado. Conversa con Dios todos los días y no te despidas nunca de su presencia. Sírvele y vive para su Gloria.
DIOS DEBE SER TU MAYOR SATISFACION, pues en caso contrario tu alma no se habrá saciado del bien más supremo que únicamente en el Dios Santo podemos encontrar. Dios te bendiga.
Hno. Gerson Pascal Rosa
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